Pestañas

miércoles, 22 de abril de 2015

APORTACIONES BÁSICAS SOBRE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA EN ED. INFANTIL


Antes de comenzar la práctica, debemos conocer una serie de aspectos importantes que nos servirán de utilidad a la hora de evaluar y guiar la expresión artística de los niños de Educación Infantil. Por eso es necesario conocer cuáles son las actividades plásticas por excelencia y las etapas de la evolución gráfica.


Lo primero que debemos saber es que en toda obra creativa, dependiendo de la etapa evolutiva del niño y de la edad, nos encontraremos diferentes fases en el dibujo infantil, puesto que ese desarrollo va acorde con la capacidad psico-motora.




EL DIBUJO Y LA PINTURA:

El dibujo y la pintura son las actividades plásticas por excelencia. Las dos son formas de expresión que van a facilitar la comunicación del niño con la persona adulta, puesto que favorecen la exteriorización de sentimientos, a la vez de potenciar la imaginación.

El dibujo y la pintura son dos actividades que pueden iniciarse de forma espontánea a partir del año, comenzando con un contacto simple con los diferentes útiles (pinceles, brochas, ceras...) para ir después progresando a medida que se vaya dando el desarrollo evolutivo global, para que aumente la habilidad y la destreza del niño.


ETAPAS EN LA EVOLUCIÓN GRÁFICA

Para entender esta parte, debemos comprender que la evolución en la expresión artística se irá debiendo al desarrollo psicomotriz del niño.

En Educación Infantil se pueden diferenciar dos etapas:

  • Etapa del garabateo (2-4 años aproximadamente):
    • Evoluciona desde:
      • El garabato incontrolado
      • El garabato controlado
      • El garabato con nombre
  • Etapa preesquemática (4-7 años aproximadamente)

  1. Etapa del garabateo incontrolado:

La primera parte del brazo que se desarrolla es el hombro y más tarde hacia los 18 meses, consigue doblar el codo, es apartir de este momento que el movimiento de flexión y extensión del antebrazo va a permitir la realización de los primeros trazos.

En esta fase, el niño carece de control visual sobre su mano, por lo que a menudo mirará hacia otro lado y será normal que se salga de los límites del papel.

Los trazos son impulsivos e incontrolados. Generalmente son rectos o ligeramente curvos, de diferente longitud y dirección.


      2.  Etapa del garabateo controlado:

Hacia los 30 meses aproximadamente, comienza a darse una coordinación óculo-manual, que permite dirigir el trazo hacia donde se quiere. Cuando el niño es capaz de conducir su mano donde indica su ojo, el niño puede controlar el trazado, puede entonces cerrar las figuras; primero las circulares, después las rectangulares (estas últimas requieren mayor precisión).

En estos momentos empieza a tomar conciencia de la situación espacial.

En estas primeras fases, el uso del color es secundario, no hay una intencionalidad. El garabateo se muestra como una actividad motriz.


      3.   Etapa de garabato con nombre:

La conciencia de la posibilidad de controlar sus propias creaciones, motiva al niño, alrededor de los 3 años y medio, a dibujar de forma intencionada, comienza a dar nombre a sus garabatos.

Los trazos realizados continúan siendo rectas, curvas, óvalos, líneas entrecruzadas o cerradas, de una mejor elaboración y mejor distribuidos sobre el espacio. 

Es importante en esta fase NO FORZAR al niño, ni darle la "versión" adulta del garabato, sino que hay que esperar a que espontáneamente sea él quien ponga nombre a sus dibujos.

Empieza a utilizar el color intencionadamente, seleccionará aquellos que más le guste, aunque aún el color no tiene por qué tener una relación substancial con el objeto dibujado.

Ejemplo dibujo: Coche

     4.  Etapa preesquemática:

A partir de los 4 años y hasta los 7, el niño consigue mover la muñeca y el pulgar con notable autonomía y realiza trazos discontinuos voluntariamente, ralentiza el movimiento y controla tanto la velocidad como el desplazamiento del brazo.

En esta fase el niño intentará representar mediante el dibujo formas relacionadas con el mundo que les rodea y sus representaciones empezarán a ser reconocidas por los adultos.

Aparecen las primeras formas humanas llamadas monigotes o renacuajos, donde la persona se simboliza con un círculo como cabeza (con ojos, nariz y boca en el interior) y dos líneas verticales como piernas.

Con el paso del tiempo, este esquema se va enriqueciendo a medida que se le añaden nuevos detalles como brazos, manos, pelo, orejas, pies, cuerpo, etc...

En esta fase utilizan el color y disfrutan con ello, sin embargo el color no se corresponde con la realidad representada, sino que su uso se corresponde con el gusto personal del niño, o simplemente cogen el que tengan más a mano.

Ejemplo de evolución del monigote:




A medida que el niño vaya creciendo, el dibujo se irá perfeccionando.


IMPORTANTÍSIMO : Debemos fijarnos en el proceso creativo y no en la creación final.



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